viernes, 14 de mayo de 2021

La afectación psicológica originada por el Covid-19, otro enemigo silencioso que ataca la salud mental del ser humano


En la actualidad, la sociedad ha venido siendo testigo del incremento sostenido con que han ido evolucionando las investigaciones sobre la mayoría de las enfermedades epidemiológicas, especialmente el actual virus de Covid 19, el cual, debido a su carácter permanente, a su incidencia y prevalencia, han permitido dimensionar cómo este impacta no solo en la salud y vida de las personas sino en el bienestar subjetivo y psicológico de los pacientes que lo padecen.

Veíamos esta pandemia lejos, muy lejos pero ya la tenemos más cerca de lo que algún día imaginamos, en televisión, periódicos, notas; veíamos como el país entero de China se acababa debido a este virus, que millones de familia lloraban a sus seres queridos y que jamás en el mundo nos imaginamos vivir esta misma experiencia que sufrió este país amigo.

La crisis a nivel mundial de la pandemia COVID 19 ha estado más que presente en nuestro diario vivir desde hace aproximadamente año y medio cuando se reportó el primer caso de este virus en la capital de Colombia, sin embargo, también creímos que fuese algo de 2 o 5 casos y que el gobierno podría manejar, pero lamentablemente se salió de control.

Cuando el Covid 19 llega a la ciudad de Barranquilla, nos comenzó a contagiar una serie de preocupaciones, miedo, temor, angustia y pánico. Se activa el cese a las actividades académicas, se cierran restaurantes, bares, se detiene el trasporte a nivel regional y las clínicas y hospitales comienzan a colapsar. Muchas personas nos vimos en la obligación de volver a nuestras casas, con la fe de que sería algo momentáneo y que solo era cuestión de días o tal vez algunos pocos meses, sin dejar a un lado el trabajo o el estudio gracias al compromiso de las empresas y las nuevas tecnologías que han facilitado todo.

Calmado un poco el pico de este virus que le ha cobrado la vida a millones de personas llega el tercer pico, como decimos por ahí “no tiene que ver con nada” no distingue clase social, jóvenes, adulto mayor, con o sin antecedentes médicos. La ciudad nuevamente está pasando por ese momento crucial que pensamos que ya se había superado, pero lastimosamente no fue así, la arenosa vuelve al confinamiento para enfrentar este tercer pico de la pandemia.

En este contexto, es claro que en este escenario aparecen también alteraciones psicológicas emergentes del enfermo cuando supera el Covid 19, ya que posterior a ello muestran la aparición de una situación de crisis personal, incluso desde el momento del diagnóstico de las secuelas de la enfermedad. Pero también, a las personas que aún no les ha dado o que han tenido familiares que si les ha dado el virus y que se han recuperado o han fallecido, esta crisis se concretiza en la vivencia de ansiedad y depresión, expresadas en la incertidumbre hacia la enfermedad, temores relacionados con la perdida de salud y sus limitaciones asociadas, miedo a la muerte, dificultades en las relaciones interpersonales, disminución del autoestima, perdida de intereses hacia el desarrollo de actividades anteriormente motivantes, frustración laboral, entre otros.

En virtud de ello, la salud mental de las personas se ha visto comprometida, ya que muchas de estas, desde su condición como pacientes que conviven a diario con esta enfermedad, aún pese a que están cobijados bajo el servicio de Terapia Intensiva a nivel psicológico, son conscientes de que físicamente ostentan un estado de salud deteriorado, donde su tranquilidad y su sistema nervioso se ven alterados por la complicación imprevisible que reviste su condición médica.  Estas personas generalmente se encuentran en reposo, pero mentalmente permanecen con un estado de consciencia alterado.

Acerca de este último, es recomendable que, para poder comprender la situación mental en las personas, actualmente con la coyuntura del Covid 19, se debe conocer previamente su medio familiar y su nivel de contacto con la virtualidad (redes sociales, teletrabajo, estudio, etc.), toda vez que la depresión y ansiedad confluyen a concebirse como una enfermedad psicológica y/o psiquiátrica, que de una u otra manera se relaciona con una inadaptación del contexto familiar en medio de esta pandemia.

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