En la Universidad del Norte exaltamos el desempeño, el esfuerzo y la consagración de quienes durante su vida universitaria se destacan por su excelencia, participación activa y liderazgo. Es por eso que, en el marco de la entrega de reconocimientos de la ceremonia de graduación del 14 de mayo, Gustavo Araujo Rodríguez, egresado del programa de Maestría en Ingeniería Civil, obtuvo el Pergamino al Mérito Científico, tras obtener una calificación Cum Laude en su tesis de grado, denominada Sismic Risk Assessment of the Thin and Lightly Reinforced Concrete Wall Building System (Evaluación del riesgo sísmico del sistema de edificación con muros delgados de concreto con refuerzo mínimo).
Gustavo es egresado de la Institución Educativa Villa Estadio (Soledad, Atlántico) y cursó el pregrado de Ingeniería Civil y Ambiental de Uninorte, con la beca Orgullo Caribe, convirtiéndose en el primer profesional de su familia. Se esforzó para conseguir los recursos de la maestría y ganó también una beca para realizar sus estudios de doctorado en la Universidad Estatal de Oregón (Corvallis, Estados Unidos).
“Realizar la maestría fue todo un reto, porque inicialmente no había recursos. El profesor Carlos Arteta fue un gran apoyo como mediador y, en algunos casos, financiador. La distinción es la recompensa de todo ese esfuerzo y dedicación entregados a esta investigación. Recibir este Cum Laude significa que la comunidad investigativa reconoce la calidad del trabajo realizado”, afirma Gustavo, de 23 años, quien ingresó en 2019 al cuadro de honor y recibió el diploma de graduando de excelencia de su pregrado.
En la investigación de su maestría, analizó con simulaciones numéricas el comportamiento estructural de ciertos edificios que se construyen en Colombia, usando el sistema industrializado. Con este, la losa y los muros se construyen de forma monolítica y, generalmente, usan mallas electrosoldadas como refuerzo. La hipótesis que manejó es que, por la delgadez de los muros y el tipo de refuerzo, estas estructuras podrían ser vulnerables en zonas de amenaza sísmica alta, como en ciudades como Armenia o Cali.
Entonces, para poder hacer esta evaluación correctamente, Gustavo utilizó modelos no lineales y evaluó matemáticamente el comportamiento de una serie de estructuras definidas como típicas, bajo la acción de casi 800 acelerogramas seleccionados para representar la amenaza sísmica colombiana. La conclusión: este tipo de edificios son vulnerables, pero se debe evaluar cuidadosamente la amenaza para determinar si esa vulnerabilidad implica un riesgo alto.
Para evaluar adecuadamente dicha amenaza, enfatiza, es necesario tener primero una caracterización adecuada del sistema de fallas sísmicas nacional, de la cual se encarga el Servicio Geológico Colombiano (SGC).
“También necesitamos tener un modelo de sismicidad que nos permita predecir cuáles son las intensidades esperadas de los movimientos sísmicos en las distintas zonas del país. Actualmente el SGC tiene un modelo sofisticado, pero solo nos permite obtener esa predicción en suelos rocosos y la realidad es que la mayoría de edificios del país no están construidos sobre ese tipo de suelo. Una vez se evalúa la amenaza, se tiene que seleccionar de manera cuidadosa los movimientos sísmicos con los que se va a evaluar la estructura, porque en muchas ocasiones los ingenieros no lo tienen en cuenta”, argumenta el magíster.
Gustavo, hoy estudiante de doctorado en dos programas: Ingeniería Civil y Ciencia e Ingeniería de la Madera en la Universidad Estatal de Oregón, financia sus estudios a través de un proyecto en el que es asistente de investigación. En este nuevo proyecto evalúa estructuras novedosas en madera masiva (mass timber) en zonas de amenaza sísmica alta, debido a que la madera masiva, como recurso renovable, se está postulando en Europa y Norteamérica como el futuro de la construcción sostenible. Para él, su pasión por la ingeniería civil empezó con las matemáticas y la física hasta llegar a comprender el deber y la responsabilidad de su profesión frente al cuidado de la sociedad.
“A medida que cursaba la carrera, me apasioné por entender cómo se comportan las estructuras y me llamó la atención el tema de los terremotos. Creo que es una rama desde la que también podemos salvar vidas, previniendo colapsos durante esos eventos y evitando grandes pérdidas económicas para el Estado y la ciudadanía”, puntualiza el joven uninorteño.
Graduandos como Gustavo Araujo Rodríguez representan el orgullo de ser uninorteño. Su distinción cobra mayor relevancia porque es parte de una generación de profesionales resilientes, líderes, transformadores y corresponsables de una mejor sociedad.
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