De pie, sobre la canalización del arroyo ‘La felicidad’, el alcalde Jaime Pumarejo Heins explicó lo que significa este tipo de obras: “Esto es una demostración de que no solo podemos canalizar las aguas, sino de que a Barranquilla nada le queda grande”.
El que en otro tiempo era un caudaloso y amenazante arroyo no volverá a atemorizar a los vecinos de una amplia zona de Barranquilla. El nuevo tramo que va desde la carrera 37 con calle 54 hasta la carrera 27 con calle 58 quedará completamente canalizado en pocos meses.
“Vamos muy rápido. Hace un par de meses estábamos aquí haciendo el lanzamiento de esta obra, y lo que vemos es que estamos cambiando drásticamente el entorno urbano. No solo los vecinos ya no tendrán que vérselas con las aguas bravas que bajaban por este sector, que hoy están debajo de nosotros propiamente canalizadas con un box culvert de casi dos metros de alto por más de tres y medio de ancho, sino que al mismo tiempo vamos a tener una renovación urbana”, manifestó el alcalde.
Esa renovación urbana comprende un colector de aguas residuales para mejorar el servicio de alcantarillado, trabajos en conexiones de acueducto, iluminación y andenes.
Según el mandatario, más allá del beneficio colectivo de erradicar el peligro de los arroyos en sectores específicos, estas canalizaciones son el símbolo del esfuerzo de la ciudad para enfrentarse a los grandes desafíos.
“Esto significa que el barranquillero siempre encuentra la manera cuando se lo propone y trabaja unido. Esto lo hicimos, como tantos arroyos, con ingeniería criolla, con plata de los impuestos de los barranquilleros. No es un regalo caído del cielo. Ha sido un esfuerzo de cada uno, materializado en las manos y en las ganas de muchos ingenieros, albañiles y contratistas que han trabajado para hacer esto una realidad. Esto es una demostración de que no solo podemos canalizar las aguas, sino de que a Barranquilla nada le queda grande”, sostuvo el alcalde.
Para el secretario distrital de Obras, Rafael Lafont, esta obra le cambiará la vida a cientos de barranquilleros que enfrentaron el peligro de las caudalosas escorrentías durante muchos años.
“Faltan unos 80 metros, en cuestión de un mes quedarán unidos todos los frentes. Son cuatro frentes. En tres meses debe estar totalmente pavimentado para entonces trabajar la parte de espacio público, los andenes, que se ampliaron, una vía que quedó de tres carriles, nueve metros. Totalmente cambiado el entorno urbano y sin arroyo”, añadió el funcionario.
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