martes, 19 de abril de 2022

El que piensa que está en pie, cuídese de no caer

              

                   Por: ULAHY DAN BELTRAN LOPEZ

El que piensa que está en pie, cuídese de no caer”, así advirtió el apóstol Pablo a los cristianos del primer siglo de la antigua Corinto, según registran las Sagradas Escrituras. ¿Por qué les escribió en estos términos? Al parecer, porque sabía que el razonamiento humano se desvía con suma facilidad, e incluso las mentes de ellos podían ser influenciadas negativamente con mensajes distantes a la realidad y alejados del cristianismo verdadero.

¿Por qué esa introducción? Porque hoy puede estar ocurriendo lo mismo con el tema de la pandemia. El hecho que estén estén disminuyendo el número de casos nuevos y de fallecidos por Covid-19 puede estar generando una errada sensación de seguridad pensando que la pandemia ya es historia, asunto muy distinto a la realidad, lo que puede ser muy peligroso por el relajamiento que puede traer en las personas y amenazar por lo tanto la salud y la vida de poblaciones enteras.

Lo primero que hay que mencionar es que la pandemia sigue y por ello la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió la semana anterior mantener el nivel de alerta de la emergencia sanitaria internacional o pandemia por el coronavirus por tres meses y que comenzó hace más de dos años, pues el virus sigue propagándose aún de manera intensa. Así las cosas, exhortó a los países a no bajar la guardia frente al virus sino seguir preparados y preparándose para hacerle frente a este enemigo.

En ese orden de ideas, la OMS a través de su Director, Tedros Adhanom Gheeyesus, informó la semana anterior a los gobiernos las recomendaciones que hizo el Comité de Emergencias de dicha agencia y que está conformado por científicos independientes: la primera, no cambiar el nivel de alerta en un claro mensaje que indica que la pandemia sigue; la segunda, no se puede dejar de vacunar y antes por el contrario debe aumentarse el esfuerzo por continuar la vacunación y de manera especial en la población ya identificada, caracterizada y priorizada como de alto riesgo; la tercera, hay que cerrar las brechas en los diferentes esquemas de la vacunación de las personas pues es la mejor manera de enfrentar rebrotes del virus; la cuarta, no pueden dejar de hacerse las pruebas diagnósticas; y la quinta, no es el momento para el relajamiento de los ciudadanos ni de los gobiernos con respecto al virus por lo que las medidas de bioseguridad deben continuar.

Incluso, Didier Houssin, quien preside dicho Comité, complementó el mensaje de advertencia del Director de la OMS, diciendo que resulta errado “creer que menos cantidad de casos significa que haya menos riesgo”. Y esa reflexión resulta de lo que ha ocurrido durante la pandemia, en la que se ha evidenciado que la evolución del virus ha resultado imprevisible, lo que obliga a mantener su seguimiento “todo el tiempo”.

La pertinencia de la advertencia de Houssein se confirma con hechos como la reciente detección de XE, una nueva mutante de la variante ómicron que ya se ha catalogado como la de mayor y más rápida transmisibilidad que cualquier linaje del coronavirus hasta ahora, así como también lo que está pasando en localidades como Shangái en la China, en donde después de unas semanas de confinamiento por un rebrote jamás pensado del virus, en esta semana ya reportó las primeras personas fallecidas por Covid-19 en esta nueva fase de confinamiento.

Si bien en esta megaciudadchinael nivel de contagios es relativamente bajo si se compara con otros brotes en el mundo, un factor de preocupación es que el número de nuevos casos sintomáticos está aumentando progresivamente (en el reporte de la comisión municipal de salud de Shangái del lunes 18 de abril, de los 22.248 nuevos casos, ya hubo 2.417 sintomáticos).

Con respecto a Colombia, el anuncio hace unas semanas de la inclusión de la vacuna anti-coronavirus al Plan Ampliado de Inmunizaciones (PAI), que es el programa regular de vacunación en este país, pudo llevar erróneamente a la comunidad a pensar que la pandemia había acabado y así también pudo inferir también erróneamente al relajamiento de la ciudadanía tanto para continuar con el plan de vacunación para prevenir la enfermedad por Covid-19 como para seguir con las medidas de bioseguridad, lo que es una realidad totalmente contraria a lo que la OMS está advirtiendo.

Y si bien algunos expertos, como el médico infectólogo Carlos Saavedra,descartan que Colombia llegue a circunstancias tan dramáticas como las que hoy vive Shangái, argumentando que aquí sólo podrían presentarse picos de infección pero que las formas graves serían infrecuentes y raras (porque un gran porcentaje de la población está vacunada y padeció ya Covid-19), hay otros, como el también médico infectólogo Carlos Pérez,  que invita a seguir muy de cerca el caso de Shangái, para que esa experiencia no se repita en Colombia. Invita por tanto a “seguir tomando medidas sanitarias adecuadas, precisas y oportunas” en favor de los habitantes del país. Reconoce que la respuesta inmunológica a las vacunas es transitoria y por ello serán necesarias más dosis adicionales o refuerzos, dando obvia prioridad a la población con mayor riesgo, por lo que la extensión de la cuarta dosis o segundo refuerzo será requerida para la población.

Según Pérez, “la historia de la variante ómicron, materializó la crónica de una muerte anunciada, como la magistral obra literaria de Gabriel García Márquez, lo que iba a suceder y sucedió”. De ahí lo importante que la comunidad en Colombia no se deje llevar por una falsa narrativa que la pandemia ya acabó pues puede ocurrir que la confianza le gane al cuidado y más bien siga lo que permanece vigente como plan para luchar contra el virus en esta fase de mitigación de la pandemia: continuar con la vacunación y seguir con las medidas de bioseguridad.

Es importante no olvidar que un estorbo a la capacidad de pensar y discernir con claridad, es precisamente la confianza en exceso. Por ello, hay que tener siempre presente que las actuales vacunas contra el coronavirus son buenas, pero no son perfectas y aunque evitan la mortalidad, la población no se puede exponer y menos confiarse en exceso, puesto que esas vacunas no convierten en inmortal a quien se la aplica.

Hay que pensar correctamente y actuar con sabiduría, por lo que si usted se siente confiado y hasta seguro, no olvide que en pandemia, “el que piensa que está en pie, cuídese de no caer”.

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