Eduardo Verano de la Rosa
Tuvimos la oportunidad de participar en actividades en México con el Instituto de Mejores Gobernantes, la Fundación Mandela y la UNESCO de España, entidades dedicadas al desarrollo integral de la familia, que resaltan la valiosa labor de las mujeres que se desempeñan en el ámbito de gobierno o en actividades públicas en beneficio de la sociedad.
La Red de Gobernantes destaca los casos de éxito en la gestión pública con el objetivo de que puedan ser replicados como el caso de mi esposa y primera gestora del Atlántico, Liliana Borrero, a quien destacaron por su impulso al turismo a través de la transformación social de colectivos humanos que incluye a los artesanos y matronas dedicadas a la gastronomía ancestral.
Es fundamental que los ciudadanos conozcan los resultados del trabajo de sus líderes, quienes deben ser reconocidos por el cariño y la dedicación que imprimen a su labor.
La tarea principal de un gobernante es conseguir más recursos para la gestión social, en particular para mejorar las condiciones de vida de las personas mayores y de las nuevas generaciones.
El trabajo de un gobernante es a menudo ingrato, y solo el amor y el cariño de los ciudadanos pueden revitalizarlo. Todos somos herramientas para lograr una transformación social y la dignificación de la vida. Para ello, es necesario crear talleres de trabajo más largos y fortalecidos, ya que el trabajo dignifica a las personas. Un buen gobernante debe motivar a la gente, no solo dándole ánimo, sino brindándole motivos para que sean protagonistas de su propia vida.
A diferencia del cerebro, que a menudo aleja a los líderes del pueblo, el corazón es la verdadera guía. Hay que agradecer a nuestros antepasados y dar amor porque todo se nos regresa. ¿De qué sirve tener dinero si no hay nadie que te quiera? La vida no se trata solo de compartir, sino de dar amor.
También es importante que el turismo se convierta en un motor económico, especialmente el turismo gastronómico y artesanal. Este debe basarse en nuestro pasado cultural para mostrar al mundo nuestra riqueza en cantos, comidas, artesanías, arquitectura y arte. Proyectos como AMA —Arte Manual Artesanal— demuestran que, con el apoyo adecuado, el trabajo de los artesanos puede recibir un reconocimiento internacional.
A menudo nos despertamos abrumados por las tareas pendientes y las necesidades de la gente que espera soluciones. El mejor desarrollo comienza en la familia, y cada uno debe hacer lo que le corresponde. El tiempo que nos queda es un regalo: el presente. Hoy es el momento de disfrutar, de vivir plenamente como si fuera la última oportunidad de amar y dar cariño. Si Dios nos hablara nos dijera: salgan de los templos para vivir en el mundo, para hacer historia y construir un futuro de sonrisas y felicidad colectiva.
Necesitamos líderes que transformen vidas con valentía y rigor, que superen las dificultades a través del trabajo duro. Lo que cada uno hace trasciende en el tiempo y será medido por las generaciones futuras.
Dirigir no se trata solo de gestionar instituciones, sino de ser guardianes de un futuro. El trabajo con empatía y el compromiso con la gente son cruciales. No debemos bajar la mirada ni perder la fe, ya que la tarea más importante es transformar vidas.
El único tiempo que tenemos es hoy. El regalo es el presente. Es hoy cuando debemos actuar, disfrutar y construir un mejor mañana para todos.
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