jueves, 23 de mayo de 2024

El poder de lo ambiental

Eduardo Verano de la Rosa

Artículo de opinión 

Cuenta X: @veranodelarosa

 

La pasada Cumbre Concordia Américas 2024 realizada en Miami buscó alinear las múltiples oportunidades que hay para que el mercado y el empresariado logren desarrollar el potencial necesario para transformar la región y buscar mejores oportunidades de desarrollo.


Para crearlas e impulsarlas en toda Colombia hay que enfocarnos en dos aspectos fundamentales: primero, lograr un desarrollo y un crecimiento inclusivo y sostenible para disminuir pobreza, tener una mejor salud y educación y formar a los jóvenes que en un futuro puedan trabajar y buscar oportunidades para todos y que incluya a los migrantes.


Lo segundo es fortalecer la democracia y la economía al darle un rol preponderante al sector privado y obviamente al sector público. En este sentido, se reunió un grupo de empresarios y dirigentes para discutir sobre el impacto del cambio climático en el desarrollo económico y social en Latinoamérica y el mundo en general.


De igual manera, el impacto que van a tener las migraciones que ocurren a lo largo y ancho del mundo. Para nosotros los más importante son los venezolanos que pasan y se quedan en la región Caribe y posteriormente deciden llegar a Estados Unidos, lo que causa repercusiones en la economía y en la estabilidad regional.

Todas estas migraciones deben ser analizadas para construir relaciones cada vez más sólidas en nuestro hemisferio y en especial en América Latina con el gobierno de Estados Unidos.


Latinoamérica debe construir un proceso innovador basado en nuevas tecnologías que ayuden a fortalecer las ciudades y la infraestructura para un mayor crecimiento sin poner en peligro los ecosistemas.


La principal responsabilidad de esta generación es llegar a una economía con cero emisiones de CO2 para no seguir empeorando el cambio climático. Para ello es necesario concientizar a los líderes, a los medios de comunicación y a las universidades de que la alteración en la temperatura del planeta no es un embeleco, sino una hecatombe que requiere de una gran colaboración público-privada.


Requerimos de la restauración de manglares que juegan un papel fundamental en el mantenimiento de la cadena biológica que sostiene la vida, también hay que evitar inundaciones y utilizar las más modernas tecnologías en la planeación urbana y en la construcción de nuestra infraestructura para predecir, con la debida anticipación, desastres que puedan ser evitados.


Los gobiernos, la academia y el sector privado debemos actuar como un gran equipo. La prevención, dada la abundancia de nuestros recursos naturales que debemos proteger, debemos asumirla con métodos más avanzados. Por ejemplo, pagar por la protección del medio ambiente como incentivo a las comunidades para conservar los bosques como lo hacen en Costa Rica para prevenir la emisión de carbono al medio ambiente e incentivar la absorción de CO2, es un acierto.


Nuestra principal tarea en la región Caribe es proteger las 57.000 hectáreas de manglares que están alrededor de la Ciénaga Grande de Santa Marta, principal cuerpo ambiental que tiene una gran capacidad de ‘secuestrar’ el carbono que se emite.


También es importante que empecemos a adoptar toda la “transición energética” hacia energías limpias eficientes que seguramente nos permitirán alcanzar la etapa de cero emisiones antes del año 2035.

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