Las políticas públicas enfocadas al desarrollo sostenible han permitido impulsar el ecoturismo de la ciudad.- El Ecoparque Ciénaga de Mallorquín, el tren turístico y la playa de Puerto Mocho son las nuevas apuestas de esta Administración.
Barranquilla dejó atrás sus calles polvorientas para convertirse en una ciudad verde que valora la importancia de la naturaleza, y esto es gracias a las políticas públicas enfocadas en el ecoturismo, que fueron adoptadas por la Alcaldía distrital.
Este acercamiento con el medioambiente, que ha impulsado el alcalde Jaime Pumarejo Heins, se basó en la mejora y conservación del ecosistema, consiguiendo así logros a nivel nacional e internacional a la búsqueda de la biodiverciudad.
Desde los últimos años, y bajo la necesidad de mejorar la calidad de vida de las personas y atender el llamado del cambio climático provocado por el calentamiento global, la Alcaldía comenzó a idear y planificar estrategias para dar soluciones basadas en la naturaleza a corto y largo plazo.
Es por eso que el alcalde Pumarejo le dio continuidad a programas y proyectos enfocados en la recuperación de espacio público, e incluso, le ha apostado a la creación de nuevos atractivos turísticos sostenibles.
Uno de ellos es la recuperación integral de la ciénaga de Mallorquín, un espacio donde turistas locales, nacionales e internacionales pueden interactuar con la naturaleza. El lugar cuenta con un entorno que “es muy importante para el cambio climático, porque ahí hay un bosque de manglar que nos protege de los cambios, de la marea y de los fenómenos naturales que pueden atentar contra varios barrios de Barranquilla”, comenta Pumarejo.
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