Por Ciro Roberto Esper
Hablar de Barranquilla es hablar de una ciudad en permanente movimiento. Una ciudad que ha sabido levantarse, reinventarse y proyectarse, pero que —al mismo tiempo— todavía enfrenta retos que exigen una visión renovada, responsable y profundamente comprometida. Por eso, más que hablar de cambios aislados, yo insisto en la necesidad de una transformación integral, una que reorganice nuestra ciudad desde lo físico, lo social y lo espiritual.
Aún falta mucho por hacer, y ese reconocimiento no debe incomodarnos: debe motivarnos.
Mientras más conozco mi ciudad, más entiendo que transformar implica mirar atrás, reconocer lo que fuimos; comprender lo que hoy somos; y preguntarnos con honestidad qué estamos dispuestos a hacer para llegar a lo que queremos ser.
Una ciudad que avanza, pero que aún tiene pendientes
Es innegable que Barranquilla ha logrado avanzar. Hoy somos una ciudad con proyección, capaz de atraer inversión y generar confianza. Y es ahí donde quiero hacer una distinción que considero clave: no se trata solo de ser una ciudad donde se pueda invertir, sino una ciudad donde se quiera invertir. Una ciudad que inspira sueños, oportunidades y orgullo.
Sin embargo, también es cierto que persisten desafíos que nos obligan a actuar con seriedad. El DANE nos lo recuerda con cifras recientes que analizo con optimismo, pero también con sentido crítico.
Desempleo en 9.1%: un avance que no podemos desaprovechar
Para el trimestre junio-agosto de 2025, Barranquilla logró reducir su tasa de desempleo a 9.1%. Es una caída de dos puntos porcentuales frente al año anterior, un paso significativo para seguir impulsando nuestra economía local.
Mayor ocupación, más barranquilleros trabajando
El informe también destaca una tasa de ocupación del 57.3%, lo que significa 5.300 personas más trabajando. Estos números confirman que seguimos siendo una ciudad dinámica, capaz de generar oportunidades.
Informalidad: el desafío que nos golpea desde hace décadas
Pero hay un punto que no podemos eludir: la informalidad. El Dane reportó un 51.2% para el segundo trimestre de 2025. Más de la mitad de nuestra población ocupada sigue resolviendo su sustento sin acceder a seguridad social, estabilidad laboral o garantías mínimas.
Este es un llamado urgente. Un recordatorio de que no podemos conformarnos. Como siempre digo:
Nada en la vida es perfecto, pero con mejora continua podemos acercarnos cada vez más a la ciudad que soñamos.
Un llamado a liderar y a no quedarse atrás
Me apasiona la economía porque allí encuentro respuestas, pero también encuentro nuevas preguntas. Y es en esa búsqueda donde reafirmo mi compromiso de prepararme mejor para servirle a mi ciudad. Por eso iniciaré una Maestría en Administración de Empresas (MBA), convencido de que cada conocimiento adquirido debe traducirse en soluciones reales para la comunidad.
He tenido la fortuna de crecer dentro del medio de comunicación que marcó mi historia familiar: La Libertad. Desde niño, acompañé a mi abuelo Roberto Esper Rebaje, un pionero del periodismo regional, recorriendo redacciones, escuchando debates, aprendiendo que la libertad —en todas sus formas— implica responsabilidad y coherencia.
Hoy, esas enseñanzas se convierten en base y brújula del trabajo que lidera mi madre, Luz Marina Esper Fayad, a quien acompaño desde la convicción de que el periodismo es herramienta de transformación social.
Honrar el legado mirando hacia adelante
No se trata solo de continuar una tradición familiar. Se trata de reinterpretarla, modernizarla y proyectarla hacia el futuro. Barranquilla necesita nuevas voces, nuevas ideas, nuevas fuerzas.
Y yo quiero ser parte de esa generación que no se queda al margen, que no calla, que propone, que lidera.
Mi mensaje es claro:
“Transformemos nuestra ciudad sin miedo, con visión, con disciplina y con la convicción de que nadie debe quedarse atrás”.
Barranquilla merece más, y juntos podemos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario