- El ambicioso proyecto beneficiará a 150.000 habitantes en la zona de influencia de estos cuerpos de agua, que no volverán a sufrir inundaciones y, por el contrario, mejorarán ostensiblemente su calidad de vida.
- “Donde empezó la historia de la ciudad habrá navegabilidad, desarrollo urbano y un proyecto turístico que nos hará sentir orgullosos a todos los barranquilleros”, señala el mandatario.
El Distrito de Barranquilla saldará la vieja deuda que tiene con los caños de la ciudad y, a través de un ambicioso proyecto que contempla inversiones de más de 200.000 millones de pesos, recuperará los cuerpos de agua, dignificará las condiciones de vida de los habitantes de las riberas y promoverá un proyecto turístico con navegabilidad, equipamiento urbano y parque lineal.
“Ahí donde empezó la historia de la ciudad haremos un desarrollo que nos hará sentir orgullosos a todos los barranquilleros”, señaló el alcalde Jaime Pumarejo Heins.
La intervención, que será histórica tanto por los montos como por los alcances, beneficiará a más de 150.000 habitantes de la ciudad que están bajo la influencia directa de esas aguas.
“Lo prometimos en campaña y ahora será una realidad”, dijo, al recordar el anhelo que entonces le manifestaron las familias de la zona, de acabar con las inundaciones que producen los caños con cada aguacero, principalmente en los barrios La Luz y La Chinita.
“A los habitantes de estos sectores quiero decirles que no solo canalizaremos y construiremos diques de contención; haremos una recuperación integral que nos permitirá preservar la historia y generar oportunidades a la gente con una plataforma de desarrollo urbano, impacto ambiental y atractivo turístico, que mejorará la calidad de vida de los residentes y comerciantes de todo este gran sector”, señaló.
En total son 6 caños, cuya extensión supera los 11 kilómetros.
“Aquí nació Barranquilla. Aquí floreció la navegación que nos conectó con el país y el mundo. Aquí floreció el comercio al que tanto le debemos. Desde aquí fuimos, en un momento de nuestra historia, la ciudad más importante de Colombia”, señaló el alcalde, al presentar el proyecto.
Al pie de los caños, en efecto, estaban las haciendas que sirvieron de génesis a la antigua villa, entre lo que hoy es el puente Pumarejo y el municipio de Soledad.
En su recorrido, constituían un complejo sistema hídrico que conectaba a los hacendados, comerciantes y habitantes de la región con sus lugares de residencia o negocios. Cuando encontraban espacio, formaban ciénagas e islas, que también fueron diseñando los trazos urbanos que finalmente tiene Barranquilla
El alcalde recordó que fueron el corazón de la navegación fluvial, que conectaba a Barranquilla desde el edificio de la Intendencia, con las ciudades del Magdalena.
Antecedentes
La navegación marítima y el transporte por carreteras fueron relegando a los caños, que poco a poco terminaron convirtiéndose en basureros públicos y asentamientos de invasión. De aquel esplendor solo quedaban taponamientos e inmundicia.
En 1962 el Congreso de la República expidió la ley 100 por medio de la cual le dio un marco económico y jurídico a la problemática ambiental de los caños. En 1969 el Estado contrató con la firma Navas y Ortega “la solución de los problemas de los canales de Barranquilla”, y se la encargó al ingeniero Héctor Navas Uribe. Él mismo dirigiría la Empresa de Vapores Río Grande por muchos años. En 1971 la firma Hidroestudios diseñó la propuesta “Estudio de prefactibilidad del control de inundaciones producidas por los caños de Barranquilla” que, sin embargo, no tuvo ejecuciones, y a mediados de 1980 un estudio de desarrollo urbano diseñado por el Plan Maestro de la agencia Jica (conocida como Misión Japonesa), recomendó dragados permanentes.
Pero el problema se mantuvo, así que el documento Conpes 3351 de 2005, reveló:
“El deterioro de los caños de la cuenca oriental es resultado del proceso de urbanización de la zona y de su inadecuada planificación. Los caños la Ahuyama, del Mercado, de las Compañías, los Tramposos, Arriba y Agromar se han contaminado con aguas residuales, con los consecuentes problemas de salud ambiental de la población ubicada en la zona de influencia, que pertenece a estratos 1 y 2. El principal mercado público de Barranquilla también se ubica en cercanía a los caños lo cual genera un problema de salud pública debido a los vertimientos de residuos sobre estos”.
Ese Conpes declaró el Plan de Saneamiento de los Caños de la Cuenca Oriental de la ciudad como un proyecto de importancia estratégica para el país, y recomendó acometer inversiones para “eliminar los vertimientos de aguas residuales… mediante la construcción de interceptores … y estaciones elevadoras y de bombeo”.
En el año 2009, Barranquilla empezó a ejecutar un ambicioso proyecto de 75.000 millones de pesos, con aportes del Distrito, el Ministerio del Medio Ambiente y la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, que buscaba eliminar las descargas a los arroyos y vías públicas.
En el año 2014 la ciudad declaró el saneamiento de los caños mediante otra inversión importante de 86.000 millones de pesos, que permitió, además, la reubicación de asentamiento subnormales y la construcción de interceptores que vierten las aguas a unas estaciones elevadoras y de bombeo, para descargarlos al río Magdalena mediante un emisario subfluvial.
Entre 2016 y 2019 se ejecutaron en la ciudad obras de infraestructura que, con dragado y canalización, conectaron los cuerpos de agua con el desarrollo que el Distrito desplegaba para devolver la mirada de Barranquilla al río.
Recuperación integral
“Lo que buscamos ahora es restauración hidráulica, mejoramiento paisajístico y restauración ecológica, lo que garantiza una solución estable, permanente y para que sea una solución estable y de impacto urbano”, explica el alcalde.
El proyecto de Recuperación Integral del Sistema de Caños, en efecto, se propone habilitar el uso de los cuerpos de agua para actividades cotidianas de los habitantes, restaurar y proteger el ambiente natural de los cuerpos de agua, mejorar la navegabilidad y fortalecer la gestión para garantizar el mantenimiento de los canales.
La idea es garantizar que los caños se mantengan como vasos comunicantes del río Magdalena, lo cual los articula con los macroproyectos de la Avenida del Río y el Gran Malecón y, por supuesto, con la intervención de mercados y recuperación del Centro histórico, que adelanta la actual administración.
En ese sentido, el otro componente que tiene es el desarrollo turístico. Alrededor de los caños se construirá un gran malecón de espacios verdes y seguros, que podrá ser recorrido en bicicleta durante una hora.
Los trabajos comprenden la recuperación, primero del caño de la Ahuyama, cuya intervención está tasada en 82.000 millones de pesos, continuando luego con los caños de las Compañías, Los Tramposos, del Mercado, Caño Arriba y La Tablaza.
Para el caño de la Ahuyama, puntualmente, la propuesta incluye canalización para mayor profundidad, con un dique barrera que precisamente evitará las inundaciones. En las zonas laterales se construirá el gran parque lineal con amplias zonas verdes, ciclorrutas, lanchas a lo largo del recorrido de los caños y conexión directa entre el puente Pumarejo y el Gran Malecón.
La sección del canal Ahuyama se ampliará con una forma trapezoidal, lo cual generará un volumen de dragado de aproximadamente 179.000 metros cúbicos, en tanto se construye un dique al costado occidental, todo lo cual contendrá las inundaciones.
Los puentes de la carrera 30 y 38 ampliarán su luz para poder hacerlo, entre otras cosas, navegable.
“Soñamos con nuevos caños, queremos que esto se convierta en espacios de vida agradable y simbolice la recuperación de un emblemático, pero olvidado lugar”, puntualizó Pumarejo Heins.
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