lunes, 29 de julio de 2024

El hijo de la Diosa Patricia Teherán cuenta como fue crecer sin su mamá.

En el año de 1994, Patricia Teherán, una artista cartagenera de volcánico temperamento, estaba en la cima de la popularidad y se le amaba no solo por su voz Caribe y por los éxitos de su grupo, Las Diosas del Vallenato, sino porque presentaba una rebeldía: había luchado contra la extendida creencia de que las mujeres son apenas inspiración para los juglares, pero nunca deben ser ellas las intérpretes. 


Sus rutinas de entonces eran llenas de giras, conciertos, grabaciones, reflectores y aplausos, pero también cumplía el papel de mamá. En las entrevistas y reportajes de la época, la diva no perdió la ocasión para hablar de Alex, su hijo recién nacido.


Sin embargo, el 19 de enero de 1995, cuando el niño apenas tenía 6 meses, viajando de Barranquilla a Cartagena, una de las llantas de su automóvil estalló, produciendo un aparatoso accidente que le costó su vida.


 Mientras la nación estaba consternada y sus seguidores hacían un luto dramático, el pequeño permanecía en su cuna, inocente, sin saber que la vida le había quitado a la persona más importante, y que nunca podría departir con ella.


Alex Teherán quedó prematuramente huérfano, al cuidado de su abuelo paterno, Carlos, quien se desvivía por llenar el gran vació dejado por Patricia. Al principio, tal y como se acostumbra, se le dijo que la mamá estaba en el cielo, y él la imaginaba en una especie de nube fantástica, rodeada de paz y de música.


Después, mientras crecía, se acostumbró a escuchar los relatos de la vida y milagros, sus éxitos, etc., que su mamá ausente había estelarizado. “Poco a poco, sobre todo con base en los relatos que mi abuelo me hacía en las noches, o a la orilla del mar, mi madre fue adquiriendo para mí un rostro, y hasta llegué a sentir su presencia y soñar con ella. Luego, otras personas que también me contaban anécdotas, me hicieron notar que se había tratado de un ser especial, de una persona de figuración nacional que representaba parte de la historia misma de la música vallenata”, cuenta Alex.


Hoy en día Alex hace presentaciones interpretando las canciones que dejó su mamá, ha viajado a diferentes países donde es recibido con mucho cariño.

El amor y el recuerdo de su madre viven con él cada día.

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