Líderes campesinos, afrodescendientes, población LGBT y mujeres de todos los departamentos del Caribe llegarán este jueves a Barranquilla para compartir sus experiencias en el marco del conflicto con el fin de aportar a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No-Repetición (CEV).
Con el propósito de esclarecer los hechos que marcaron el conflicto armado colombiano, la Mesa de la Verdad ha proporcionado espacios de diálogo entre organizaciones de la sociedad civil interesadas en aportar a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No-Repetición (CEV). Este jueves, en Barranquilla, se llevará a cabo un diálogo en torno a el enfoque territorial y poblacional en la implementación del Acuerdo de Paz firmado en la Habana.
En el encuentro participarán más de 80 miembros de comunidades que han sido víctimas del conflicto armado, entre ellos líderes campesinos, afrodescendientes, población LGBTI y mujeres de todos los departamentos del Caribe. Se espera que los asistentes aporten ideas para poder esclarecer los hechos ocurridos en el marco del conflicto armado, crear garantías de reconciliación, y preservar la memoria histórica.
El evento es organizado por la Corporación Caribe Afirmativo, Viva la Ciudadanía, Común Acuerdo y la Mesa por la Verdad. Wilson Castañeda, director de Caribe Afirmativo, explicó que existe un común denominador con los asistentes invitados: “en el encuentro vamos a plantear algo que es novedoso y es cómo a la hora de reconstruir verdad estamos garantizando recoger las voces de las víctimas, pero además que identifique voces de diversas víctimas. Todos hemos experimentado la discriminación por nuestras condiciones en el conflicto armado”.
El Caribe se ha visto azotado por el conflicto armado. Varias son las masacres que se han presentado en este territorio, entre ellas la de El Salado y otras veredas en El Carmen de Bolívar (2000), La Mejor Esquina en Córdoba (1988), vereda El Tomate en Montería (1988), El Diamante y Tobolá, en el municipio de Tierralta - Córdoba(1999), Playón de Orozco en el Magdalena (1999), o en el corregimiento de Nueva Venecia, pueblo de la Ciénaga Grande de Santa Marta (2000).
Realizar un evento de estos en la región Caribe, para Castañeda “es decirle a la Comisión de la Verdad que es desde las regiones donde hay que venir a rastrear la historia y comprender los impactos de la violencia en los territorios afectados y escuchar las voces de las víctimas”.
Este diálogo con la comunidad se desarrollará luego de que el pasado martes se diera a conocer el calendario de la escogencia de los once comisionados de la verdad que tendrá el Sistema Integral de Justicia para la Paz (Lea: Por una Comisión de la Verdad plural). “Se espera poder discutir con los asistentes cómo creen que la Comisión de la Verdad puede integrar un enfoque poblacional, que garantice que la reconstrucción de la verdad sea sinónimo de garantizar la igualdad”, asegura Castañeda.
Respecto a los magistrados que llegarán a ser parte de la Comisión de la Verdad en noviembre, el politólogo y director de Caribe Afirmativo espera que “asuman un compromiso integrador de la verdad. Somos conscientes de que no hay una verdad exclusiva, pero la comisión puede ser capaz de articular las versiones de las víctimas, victimarios, el Estado, las organizaciones defensoras de Derechos Humanos y realizar un proceso de interpretación para esclarecer la memoria”.
Además de esto, Castañeda espera que los miembros que sean seleccionados en la comisión asuman los siguientes compromisos:
- Garantizar la búsqueda de la verdad.
- Reconstruir la verdad a partir de un enfoque de género.
- Generar espacios de reconciliación que superen la violencia misógina y homofóbica.
Para Caribe Afirmativo, “hay muchas voces pidiendo esclarecimiento de la verdad, nos preocupa que las voces no sean escuchadas” y uno de los retos que enfrentará esta Comisión de la Verdad será poder recoger la voz de todas las víctimas y la temporalidad. Se espera poder proponerle a los Magistrados que lleguen a la Comisión crear audiencias subregionales, que recorran los territorios y recojan información. Además, la duración del trabajo de la comisión de la verdad es de tres años, lo que puede limitar el proceso de reconstrucción de la verdad. “El tiempo puede jugar en contra nuestra para que haya un proceso de reconstrucción de verdad”, explica Castañeda.
Se espera que al pasar los tres años la Comisión de la Verdad entregue un informe final en el que exista una perspectiva poblacional y territorial "donde todos nos podemos leer, que una persona LGBTI lea y sienta que recogimos información acerca de qué y qué generó violencia, igual con las mujeres, la población indígena y afro. La particularidad de la región le puede dar una connotación privilegiada a la connotación de la verdad” puntualiza el director de Colombia Diversa.
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