La Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través del Sistema de Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), confirmó este viernes la existencia de una hambruna en la Ciudad de Gaza y sus alrededores. Se trata de un hecho sin precedentes fuera del continente africano, que revela la magnitud de la cris¡s humanitaria que atraviesa el enclave tras casi dos años de conflicto entre Israel y Hamás.
Según el informe, más de 514.000 personas —cerca de una cuarta parte de la población— enfrentan hambr€ extrema, y se proyecta que la cifra ascienda a 641.000 para finales de septiembre si no se adoptan medidas urgentes. En el norte de Gaza, al menos 280.000 habitantes, incluidos los de la capital, cumplen con los criterios oficiales de hambruna: falta de acceso a alimentos para al menos el 20 % de la población, desnutrición aguda en uno de cada tres niñ0s y dos mu€rt€s diarias por cada 10.000 personas debido a inanición o enfermedades relacionadas.
Hasta ahora, solo Somalia, Sudán del Sur y Sudán habían recibido la clasificación de hambruna por parte del organismo. Gaza, en este contexto, rompe con la geografía habitual de esta trag€d¡a, evidenciando que el hambre no conoce fronteras ni límites cuando la gu€rr∆ se prolonga y la ayuda humanitaria se ve restringida.
Este anuncio de la ONU no es solo una alerta técnica, sino un llamado a la conciencia global. Gaza refleja hoy lo que significa que la política y la gu€rr∆ arrebaten lo más básico: el derecho a alimentarse y a vivir. La hambruna no debería ser una noticia del presente, sino una h€rid∆ del pasado; sin embargo, la realidad nos recuerda que aún hay pueblos enteros condenados a sobrevivir en medio del ab∆nd0no y la indiferencia.
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