A ese móvil del crimen que estremeció a Barranquilla hace 26 años se le ha dado un bajo perfil, pero cobra vigencia hoy por la captura de Saade en Brasil.
Tal vez el primero que lo mencionó fue el prestigioso periodista y cronista costeño (ya fallecido) Ernesto McCausland, que escribió en 1997 una crónica sobre la violación y el asesinato de la joven, ocurrido el primero de enero de 1994, y que es reproducida por portales como Documents, de México.
De acuerdo con McCausland, en octubre de 1997, el padre de Nancy, el arquitecto Martín Mestre, recibió una carta de una mujer anónima que dijo haber visto “desde afuera” lo que ocurrió en la casa de Saade.
“Según ella —escribió McCausland refiriéndose a la mujer anónima—, al amanecer vio a Nancy sola, dentro de la camioneta. Estaba desesperada y hacía sonar la bocina con insistencia. Finalmente Nancy salió de la camioneta y subió a la habitación”.
Lo que ocurrió después habría precipitado la brutal agresión de que fue víctima la joven, que había sido sacada de su casa pocas horas antes, con el permiso de sus padres, por Saade, que la pretendía y quería pasar con ella el Año Nuevo. Era la primera vez que salía con él.
“La autora de la carta cuenta que logró ver a varios hombres, uno de los cuales que estaba maquillado, decía: ‘No puedes dejarla ir porque nos vio y le va a contar a todo el mundo’ —sigue la crónica de McCausland—. A los pocos minutos sonó el disparo”.
El periódico El Heraldo, con ocasión de la captura de Saade en Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, en Brasil, a donde había escapado desde 1994, también publicó este jueves unas entrevistas que le concedió a ese medio Martín Mestre en 2017, en una de las cuales hace referencia a lo mencionado por McCausland.
“A mí me mandaron una carta donde también decían que ese día mi hija estaba esperando a Jaime Saade, que él subió a su apartamento. Entonces, en vista que no llegaba, ella subió y los encontró a ellos maquillados y besándose, cosas así”, dijo en ese momento Mestre al diario barranquillero. “Entonces cuando la vieron, dijeron que no la podían dejar ir porque ya ella los había visto. La carta termina con: señor Mestre, a su hija la asesinaron para que no hablara y no dijera que eran homosexuales”.
Sin embargo, este jueves, Martín Mestre dio una declaración en Caracol Radio con un detalle que modifica la versión del destinatario de la carta anónima. Dijo que no había sido él —como aseguró McCausland—, sino el periodista barranquillero el que la recibió.
Preguntado sobre que se sabe del hecho de que en el sitio en que atacaron a Nancy había drogas, Mestre respondió: “De eso yo no estoy enterado, pero hay un escrito de un anónimo que le llegó creo que a Ernesto McCausland, en donde decían que había unas personas vestidas de mujer, hombres vestidos de mujer, drogados. Y entonces que Nancy los vio, y para que ella no hablara, pues hicieron todas estas cosas. Eso lo sacó Ernesto McCausland en el periódico El Heraldo”.
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