En medio de una asamblea con trabajadores y sindicatos afines al chavismo, realizada la noche de este jueves en Caracas, el presidente venezolano Nicolás Maduro anunció que está “lista” la primera exportación de gas desde Venezuela hacia Colombia, un proyecto del que no se conocen detalles técnicos oficiales y que no ha sido confirmado por el Gobierno colombiano.
Según Maduro, el gas ya se encuentra en la zona de frontera a la espera de “algunos elementos técnicos y económicos” necesarios para iniciar el despacho. “Está en la frontera esperando algunos elementos técnicos para que Venezuela empiece a vender gas a Colombia”, afirmó el mandatario ante la ovación de los asistentes. “Faltan algunos elementos técnicos económicos y listo, pasa el gas, primer envío de gas, y de ahí no vamos a parar porque Colombia y Venezuela tenemos que estar unidos”.
El anuncio se produce en un momento en el que Caracas sostiene que ha logrado avances en su relación bilateral con Bogotá, especialmente en materia de comercio e integración energética, sectores que siguen siendo sensibles tras años de tensiones políticas, cierres fronterizos y rompimiento diplomático.
Un proyecto del que poco se sabe
A pesar del entusiasmo expresado por el líder chavista, los proyectos de exportación de gas venezolano hacia Colombia —tanto en infraestructura, acuerdos comerciales, operadores, rutas y terminales involucrados— no son de dominio público. Tampoco han sido mencionados en comunicados oficiales del Ministerio de Minas y Energía de Colombia, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) o Ecopetrol, empresas y entidades clave en cualquier operación transfronteriza de este tipo.
El único antecedente relevante es el gasoducto binacional Antonio Ricaurte, inaugurado en 2007, que originalmente permitió la exportación de gas colombiano hacia Venezuela. Sin embargo, ese flujo se interrumpió en 2015 por la caída de la producción en La Guajira y la falta de pagos del lado venezolano. El uso inverso del corredor —es decir, exportar gas venezolano a Colombia— se ha mencionado varias veces en discursos políticos, pero no existe confirmación técnica sobre su reactivación.
Expertos consultados en medios regionales han señalado que, para que Venezuela pueda enviar gas a Colombia, sería necesario rehabilitar tramos deteriorados del gasoducto, realizar pruebas de presión, certificar volúmenes disponibles y establecer acuerdos tarifarios y regulatorios. Nada de esto ha sido oficialmente anunciado.
Maduro apela a la unión bolivariana
En su discurso, Maduro insistió en la idea de que Colombia y Venezuela deben mantenerse unidas bajo el ideario bolivariano, e incluso hizo referencia al impacto que tendrían las exportaciones energéticas en la integración regional.
“Colombia y Venezuela tienen que estar unidas en la idea de Bolívar, del respeto mutuo entre los gobiernos y los pueblos”, afirmó. También aseguró que en Venezuela residen “6 millones de colombianos”, a quienes presentó como un puente natural entre ambas naciones.
El mandatario aprovechó su intervención para lanzar nuevas críticas contra lo que denominó “la intriga imperial y la mentira divisionista” de sectores políticos colombianos. Señaló directamente a “las oligarquías narcotraficantes colombianas” como responsables de conspirar contra la unión entre los dos países.
Contexto geopolítico: tensiones con Estados Unidos
El anuncio ocurre en medio de un clima internacional delicado para Venezuela. El gobierno de Maduro ha denunciado recientemente presuntas amenazas militares por parte de Estados Unidos, mientras Washington insiste en que continuará aplicando sanciones económicas si no observa avances en materia de derechos humanos y garantías electorales.
En ese escenario, la eventual exportación de gas se presenta para el gobierno venezolano como una señal de fortaleza económica y como una oportunidad para reposicionar su industria energética, afectada por años de sanciones, falta de inversión y colapso de infraestructura.
Hasta ahora, el gobierno colombiano no ha emitido un pronunciamiento oficial sobre el anuncio de Maduro. Tampoco se conoce si existe un contrato firmado, si habrá un plan de suministro continuo o si se realizarán pruebas piloto antes de un flujo comercial estable.
Lo cierto es que, más allá del discurso político, el proyecto permanece en un terreno incierto. Sin documentos técnicos ni acuerdos públicos, la afirmación de que el gas “ya está en la frontera” genera más preguntas que certezas sobre la viabilidad real de esta exportación.

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