domingo, 22 de diciembre de 2019

Compró la ropa del 24 y la dejó en el bus, le dio el yeyo cuando se dio cuenta


La siguiente historia que vas a leer a continuación es de una mujer nacida hace 38 años en el suroccidente de Barranquilla de nombre Esther, la cual en la mañana hoy muy entusiasmada salió de su casa porque había podido conseguir la plata necesaria para así poder comprarse la ropa que se iba a poner este 24 de diciembre.
La mujer en la mañana de hoy salió de su casa directamente al centro de Barranquilla, muy cerca al edificio del Banco Popular decidió desayunar, se tomó un jugo de Zapote con una caribañola de queso, luego de terminar de comer, empezó a caminar hasta llegar al Paseo Bolívar, luego se metió en algunos almacenes, miró la ropa pero ninguna le gustó, siguió caminando y encontró un local que le llamó la atención por las jugosas promociones de Navidad que tenían el día de hoy.La mujer se compró un pantalón de color negro y blusita de color blanco, al salir del local, vio que en el Paseo Bolívar había un señor vendiendo chispitas mariposa, le compró cinco cajitas para que su niño disfrutara con todas las de la ley, en la noche buena.

Luego de comprar la ropa

Luego de terminar de comprar unas cosas en la Olímpica del centro, caminó hasta la carrera 43 para tomar el bus e irse para su casa, la mujer tomó un bus de Lucero San Felipe y le pagó al chófer con un billete de 20 mil pesos, el hombre le dijo que se sentara rato, ya que en el momento no tenía para darle el vuelto, la mujer se sentó y empezó a chatear por WhatsApp con una amiga, luego de unos minutos y por ir hablando por el celular, se bajó del bus dejando el vuelto y las bolsas de la ropa que había comprado para estrenar este 24.
Luego de caminar dos cuadras y al llegar a su casa, se percató que venía con las manos vacías, de inmediato agarró un mototaxi para ver si podía alcanzar al man del bus, por fortuna lo alcanzaron, pero al mirar, ya no había nada que hacer, las bolsas de la ropa ya no estaban, de seguro algún pasajero se pilló la jugada, se quedó con las bolsas y se las llevó.
En ese instante la señora sintió que el mundo se le vino encima, literalmente le dio un yeyo y se le bajó la presión. Afortudamente en el lugar se encontraba una enfermera que le brindó los primeros auxilios a la señora Esther, la reanimó y la llevaron hasta su casa donde le echaron Menticol, la acostaron y le prendieron el abanico para que pudiera descansar.
Lo más bueno es que tampoco se acordó que había dejado olvidado el vuelto del billete de 20 en el bus de Lucero San Felipe.

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