La enfermera Jessica Guedes, de 30 años, tenía seis meses de embarazo y estaba aparentemente en un buen estado de salud.
El día de su matrimonio con Flavio Gonçalvez, Jessica se dirigía a la iglesia en la ciudad de Sao Paulo cuando comenzó a sentirse mal. Tenía mareos y un dolor en la parte posterior del cuello.
Sus familiares pensaron que eran nervios o ansiedad por la boda. Sin embargo, la condición empeoró. No sabían que la mujer sufría de preeclampsia y había sufrido un derrame.
Mientras tanto, el novio la esperaba en el altar, preocupado por la demora. En ese momento uno de los familiares entró afanado y le informó que la novia había sufrido un desmayo.
Gonçalvez salió corriendo. “Le dije: ‘baby, estoy aquí’ y ella me respondió que estaba bien pero tenía un fuerte dolor en el cuello”, contó Flavio a medios de comunicación de su país.
En ese momento utilizó sus conocimientos en primeros auxilios aprendidos en siete años de práctica como bombero profesional. Llamó a sus colegas, que asistían como invitados a la boda, para que lo ayudaran.
La mujer fue llevada de emergencia a una clínica de Sao Paulo, pero debido a la complejidad del caso fue trasladada a un centro especializado en maternidad.
A Jessica le fue declarada muerte cerebral, pero los cirujanos trabajaron contra el tiempo para salvar al bebé. La mujer sufrió una hemorragia interna, por lo que fue necesario remover el útero y hacer una cesárea de emergencia.
Sofía nació pesando 930 gramos y 34 centímetros. Momentos después su madre fallecía. La recién nacida fue puesta en incubadora y allí debe permanecer por al menos dos meses.
Lo que el novio y la familia no entienden es el súbito deterioro en la salud de la madre. “Estaba atendiendo controles prenatales, no tenía presión alta y estaba en buena forma. Hacía ejercicio y comía saludablemente”, señaló un familiar.
“No puedo creer que esto haya pasado. Me siento como en una película triste y lloro, lloro, lloro…pero en la película usted sale del teatro y se acabó. Aquí, la película nunca termina y el sufrimiento no acaba”, declaro el atribulado padre.
Ahora Gonçalvez lidia con la enorme tristeza de haber perdido a su prometida y madre de su hija y la alegría del nacimiento de su bebé.Para terminar de completar la desgracia, el hombre descubrió que su seguro no cubría los costos de la clínica privada a la que fue llevada Jessica. Por esta razón, amigos bomberos y policías hicieron una colecta para reunir el dinero.
Jessica fue enterrada este lunes y su familia, respetando el deseo de la mujer, donó sus órganos.
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